Nos habíamos quedado esperando la respuesta del Duende Travieso. Al día siguiente de enviar la carta que le escribimos no teníamos respuesta en clase al llegar por la mañana. Nos quedamos un poco chafados pero pensamos que si no nos había dejado nada alguna razón tendría. No teníamos más remedio que esperar.
Al día siguiente sí que nos había dejado una nota en clase:
Abrimos y leímos.
Pero... ¡Oh! ¡Oh! Por más que buscamos, el material no encontramos. Así que le enviamos un whatsapp al duende diciéndole que se había olvidado de dejarnos el material. Pues bien, a los minutos de enviarle el audio vino teacher Juan. Dos minutos antes de acabar su sesión irrumpí yo en clase toda emocionada porque habíamos recibido un whatsapp del duende. Lo escuchamos atentamente y en silencio (porque el duende, además, habla muy bajito). Nos decía que era verdad, que se le había olvidado. Y que buscásemos una pista en el pasillo. Fueron los cuatro segundos más emocionantes del día. ¡Era la primera vez que escuchábamos la voz del duende!
Salimos al pasillo y, efectivamente, allí había otra carta pegada en el cristal de la ventana. Volvimos a entrar en clase y el ayudante del día la desenrolló. Nos invitaba a un juego de pistas. Nos había dejado escondido el material prometido en cuatro lugares distintos del cole. ¡Qué divertido! Cada equipo iba a encontrar un material.
Resumen: se lo pasaron pipa y disfrutaron de lo lindo. ¡Qué grandes son estos bombones!
Como se lo pasan de bien, así salen tan ilusionados
ResponderEliminarMerece la pena todo el trabajo por verles la cara
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